Latas con historia




Por su practicidad, por el ahorro de tiempo, por su fecha de su caducidad, las latas de comida contienen el alimento ideal para sacar de apuros a más de uno que siempre está en la vorágine de la vida cotidiana. El envase metálico, principalmente de aluminio, es resistente para conservar en buen estado la comida.



Una vez que es vaciado el producto, por lo regular la lata es arrojada a la basura, algunos la aplastan, otros no. Las mamás y abuelitas recomiendan que antes de hacer esto, debe ser lavada por el olor fuerte que despedirá después. La mejor prueba para comprobar que ellas tienen razón es tirar una lata de atún y un día después abrir la bolsa o el bote.



El problema grave al que se enfrentan los ecosistemas del planeta, es la falta de conciencia ecológica para depositar en el lugar correcto esta basura metálica. En épocas anteriores era común encontrase latas de aluminio tiradas por la calle, pero de un tiempo para acá, vemos que hay personas que se dedican a su acopio por el valor que tiene el metal en el mercado.



Existen quienes emplean el reciclaje de diferente forma. Le cambian el sentido de creación y uso para lo que fueron hechos los envases, dejan de ser basura para evolucionar en algo inimaginable: objetos artísticos. La imaginación se encuentra ávida de encontrarle una función que adorne un lugar con el fin de que no se transforme en basura.



Una de estas personas es el fotógrafo David Emitt Adams que decidió caminar por el desierto de Arizona en la búsqueda de latas que han sido tiradas a través de los años, inclusive muchas de ellas datan de los años 70. Por efectos de la naturaleza, el sol, la intemperie, aire y luz, los envases se encuentran totalmente oxidados y corroídos.



Y precisamente las condiciones en las que están las latas, son el elemento principal de la idea que originó la serie de imágenes llamada Conversaciones con la Historia. Son fotografías detalladas que coloca en la parte inferior de la lata, en ocasiones en la tapa. Este proceso se utilizaba durante el siglo XIX y Emitt Adams lo aprovecha para comparar el pasado con el presente de los paisajes desérticos del oeste americano.



El proceso para lograr estas fotografías se llama Wet-Plate Collodion y consiste en verter el colodión -una solución de nitrocelulosa- en una placa de hierro fino o vidrio y se expone mientras está húmedo. Por allá de 1850 era el método fotográfico por excelencia.



Está técnica le permite a David Emitt crear sobre la lata de aluminio una imagen en negativo. El resultado es una instantánea que “tiene historia como un artefacto, una imagen que la ata a su ubicación. Estas latas son las reliquias de nuestra cultura y un empate significativo a nuestro pasado”.



Para el fotógrafo, los desiertos del oeste tienen un significado especial en la historia de la fotografía. Su gusto por los paisajes desérticos se debe a que nació en Yuma, Arizona, por lo que le fascina que esa tierra no haya sido tocada por la mano del hombre, lo que transforma el horizonte en fantasía.



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