Angry Birds: la guerra de las marcas




Se ha vuelto muy común ver a algunas personas con su celular o la tableta que, además de textear, se encuentran desplazando su dedo índice de derecha a izquierda como si le dieran fuerza a algo para lanzarlo. ¿Qué hacen? Jugar con unos pájaros y una resortera.


El 2009 es el parteaguas de uno de los sucesos que ha marcado nuestra historia contemporánea: el lanzamiento del videojuego Angry Birds por parte de la empresa finlandesa Rovio.


La premisa es muy sencilla: una familia de pájaros se encuentra extremadamente furiosa porque una banda de cerdos se ha robado sus huevecillos. La misión es destruir todo a su paso hasta recuperar a sus retoños, no importa que tengan que ir a Río o al espacio, incluso, pelear contra el lado oscuro de la galaxia.


Su popularidad ha impuesto récords de ventas y descargas para las plataformas móviles. La franquicia se ha expandido a todo tipo de mercadotecnia: ropa, juguetes, muñecos de peluche, juegos de mesa y parques temáticos en Japón.


Su onda de choque se reproduce en varias temáticas como Angry Birds Seasons, enfocado a fechas como el Día del Amor y la Amistad o Navidad; Angry Birds Rio, para impulsar la promoción de la película de aves Rio; Angry Birds Space, juego asesorado por la NASA para manejar de la manera más correcta la gravedad, y; Angry Birds Star Wars, basado en la popular saga de George Lucas.


Existe una seria amenaza que podría llevar esta batalla más allá de lo imaginado. Las empresas privadas y transnacionales están preocupadas porque se dice que en San Petersburgo, Rusia, se ha reprogramado a las aves furiosas para salirse de su hábitat y transformarse en otros entes.


A esta vorágine que adquiere mayor fuerza podría llamársele La guerra de las marcas contra el mundo. ¿De quién es la mente que elucubra estas estrategias? Del diseñador ruso Yakushev Grigory.


Su máquina imaginativa radica en presentar a cada uno de los actores principales de Angry Birds personificando varias marcas de reconocimiento mundial. Una parodia que encarna la lucha incansable de las empresas que ya se encuentran posicionadas, ya sean deportivas, tecnológicas o de comida.


De tal manera que podemos ver a Matilda como coronel Sanders de KFC, los cerdos apoderándose del logo de Starbucks, Red en el icono de Pepsi o a Bomb como Apple.


Para conocer más de Yakushev Grigory, click a su nombre.

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