Vistiendo el hábitat


El primer lunes de octubre de cada año se celebra el Día Mundial del Hábitat. La Organización de las Naciones Unidas [ONU] fue la encargada de postularlo como una forma de conmemorar que las ciudades pueden convertirse en oportunidades de crecimiento de las personas.



La palabra hábitat se refiere a las condiciones que tiene un terreno para que vivan y se desarrollen las especies que ahí se encuentran. Las personas buscan como residencia una ciudad, incluso, una buena parte de la población rural busca migrar a las urbes en busca de mejorar su calidad de vida.



La vida de los animales es muy diferente, totalmente diferente. Ellos nacen y crecen en diversos hábitats y evolucionan con lo que el medio natural les provee. Su código genético les indica cómo deben aprender a caminar, a correr, a volar y a alimentarse, además de tener un sentido elevado de organización y procuración de su especie.



La parte triste de su existencia es cuando son secuestrados de su hábitat para llevarlos a lugares que tienen muy poco en común con las necesidades que requieren para vivir.



Los motivos del ser humano pueden ser muy diferentes: entretenimiento, investigación, domesticación, contrabando, su piel, colmillos, plumaje. Ninguno de ellos justifica que sean sacados de su entorno. Cada uno de estos motivos está penado en varios países alrededor del mundo.



El hábitat es necesario para preservar una especie. Su adaptación al entorno también forma parte de lo que se conoce como la cadena alimenticia.



Consciente de que todo ser vivo debe de permanecer en su entorno, el artista Daniel Mackie crea una serie de ilustraciones de animales que tienen grabado en su cuerpo el hábitat donde pertenecen.



Las acuarelas están llenas de colores y respetan la figura del animal que representan. El hábitat pintado sobre su cuerpo toma la forma de una vestimenta especial para demostrarle al ser humano los diferentes lugares donde sería más feliz.



Vemos a una ardilla que tiene tatuado un árbol con frutos que son parte de su alimentación. Un búho que tiene en la parte central la característica oscuridad rodeada de árboles. Un cocodrilo formado por la caída del agua de los ríos.



La inspiración principal de Mackie viene de su fascinación por los tatuajes color azul marino y el arte ancestral japonés llamado ukiyo-e [técnica que ya les mostramos en Indie Emergente] plasmado en el interior de los diseños. Le da su propio sello personal al trabajo basándose en el Art Deco, haciendo que cada animal sea reconocido fácilmente, a pesar de tener otros elementos.



Para conocer más de Daniel Mackie, den click en su nombre.


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