Macromiradas


Por ahí se dice que los ojos son la ventana al interior de las personas, una pantalla que puede dilucidar qué alma se tiene enfrente. Esta apreciación es inherente en cada uno, ya que resulta complicado poder explicar qué es lo que se percibe, pero de algo se está seguro, los ojos transmiten sensaciones buenas y malas.




Es así como surgen expresiones tales como “miradas que matan” o “si tus ojos fueran puñales ya me hubieras matado”, porque la vista se convierte en un agente transmisor que tiene un receptor, el cual recibe el mensaje sin necesidad de que haya palabras de por medio.




Este órgano humano también tiene su lado amigable. Un caso de explotación de la buena voluntad e inocencia se dio con la mirada de El Gato con Botas que salió en las películas del ogro verde Schrek. La caracterización fue tan buena que se replicó por todos lados y la atmósfera se impregnó de gestos gatunos.





En otra sintonía, también conocemos los dichos “le echo un ojo”, “le echas un ojo” o “ahí le echas un ojito”, que quiere decir que se debe estar atento de algo o alguien que está cerca, vigilarlo para que todo se encuentre en orden.




Como podemos ver, el ojo humano es un sentido muy importante para el cuerpo. Ellos nos permiten percibir lo que nos rodea. Son tan esenciales que se encuentran íntimamente ligados con el cerebro, a quien le envía la información de lo que se observa para que en nanosegundos se procese el tamaño, volumen y color de las cosas. Su conexión con el cuerpo es bastante compleja, pero no se podrá negar que tienen la comunicación perfecta.




Debido a esta complejidad, los científicos se han avocado a su estudio haciendo grandes descubrimientos. Por ejemplo, concluyeron que las personas con ojos de color azul son más propensos a consumir alcohol que los de ojos color marrón; al ver una imagen, el movimiento de los ojos revela el nivel de curiosidad de las personas; el color puede predecir qué tipo de enfermedades cutáneas corre el riesgo de padecer el individuo, y; aquellos que tienen más criptas –que son los filamentos que están en la pupila- experimentan mayores emociones positivas.





Con todo este manojo de información, el fotógrafo Suren Manvelyan decidió iniciar su propio estudio del ojo humano a través de una serie de placas llamadas Your Beautiful Eyes, mostrando su increíble belleza desde un punto de vista muy diferente.




A través de exhaustivos close-up a ojos humanos, logró capturar cada uno de los detalles que lo componen y que hacen de este órgano una de las maravillas naturales del planeta. Una mirada intimista que nos permite observar al agente observador y el prodigio de mecanismo que lo compone, el cual abre una brecha inimaginable para percibir el contexto.




Manvelyan muestra lo que podría ser una analogía con las imágenes que mandan los robots de la NASA de las superficies extraterrestres. Un cráter rodeado de tejido que asemeja la arena o lava pulverizada que baja hasta su base. La creación del ser humano es impecable, ningún ojo es igual a otro, y estamos hablando de millones que han existido en toda la historia de la humanidad.





Para conocer más de las macroimágenes de Suren Manvelyan, den click en su nombre.




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