Fotos casuales


Con la incorporación de las cámaras fotográficas a los teléfonos celulares, el arte de la fotografía experimentó un cambio de raíz. En décadas pasadas ver a una persona tomando una foto en la calle no era algo común, eso sólo sucedía con los reporteros gráficos en el lugar de los hechos.



Hoy, los dispositivos móviles y/o smartphones [como pasaron a llamarse los celulares que sólo eran para hacer llamadas y mandar mensajes de texto] cuentan con una gama de características enfocadas a la captura de imágenes en cualquier parte donde nos encontremos.



Hace unos meses, viendo la televisión y aguantando los comerciales, vimos la publicidad de Apple de la nueva línea de los iPhone, el 6 y 6 Plus, la cual ¡sólo está enfocada a las maravillas de su cámara! De lo que hace como teléfono, ¡nada!



Así de importante se ha vuelto la fotografía instantánea, que dicha importancia dista mucho de la calidad de las imágenes, ya sea por una ejecución errónea o porque no tienen buena resolución, o sea sus megapixeles son muy pocos. Pocas veces se le echa la culpa al fotógrafo de a pie.



A los asiáticos, principalmente japoneses, se les reconoce en cualquier parte del mundo [además de sus rasgos físicos] porque para todos lados jalan con su cámara para fotografiar los objetos que se encuentran a su paso. En la actualidad ya no son los únicos, cualquiera hace eso con su smartphone.



El capturar imágenes en lugares públicos se ha vuelto una práctica común, más si se anda como turista, se está celebrando algo y, últimamente, para documentar una manifestación social en las calles.


En la mira siempre está el objetivo que se quiere resaltar, hay protagonistas [persona, animal o cosa], se aprieta el botón y en nanosegundos hemos detenido el tiempo enmarcando un hecho. En ese momento o después mostramos la imagen a alguien para que vea lo que capturamos.



Al observar la imagen se aprecia la intención del fotógrafo: mostrar a su actor principal, sin embargo, qué pasa cuando un espectador ve más allá de lo que se quería fotografiar.



Resulta que en muchas imágenes no sólo hay un actor principal, sino que hay más elementos que encierran una escena diferente de lo que se quería retratar. Una de estas personas que ubica el trasfondo es el autodidacta y fotógrafo callejero Tao Liu.



Lo que este joven chino hace es recorrer las calles de su natal Hefei, en la provincia de Anhui, para encontrar elementos que dándole un giro visual, y teniendo una imaginación más desarrollada que los demás, puedan ser reinterpretados de una manera diferente a lo que denota.



Los ángulos que encuentra para disparar al objetivo permiten observar un escenario diferente a lo que la realidad nos quiere presentar. Tao tiene la habilidad de encontrar la connotación de la vida cotidiana, llevándolo por veredas que decantan en la comicidad y el humor sano.



Sus recorridos por la ciudad se deben a que trabaja en la Compañía de Suministro de Agua tomando la lectura de los medidores del agua. Así que al subirse a su moto con sus instrumentos de trabajo nunca olvida sumarle la cámara Fujifilm X100, su fiel acompañante.



Encuentren el verdadero mensaje en cada una de las imágenes y si quieren conocer más de Tao Liu, den click en su nombre.

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