De la risa al miedo


La finalidad de que un payaso esté en una fiesta es que haga reír a los niños, y por qué no, también a los adultos. Sus juegos, sus destrezas, sus chistes, el doble sentido, sus zapatotes, su vestimenta y su maquillaje son elementos fundamentales para una presentación triunfal.


Las tardes de las fiestas infantiles se vuelven divertidas gracias a su presencia. La hora de su presentación es una de las más esperadas, junto con la partida de pastel y la entrega de las bolsas de dulces.


Aunque, en ocasiones, suele haber un fenómeno extraño durante su estancia en la fiesta: el llanto de uno o más niños por la presencia del payaso. Es algo que ni los propios padres se pueden explicar, cuál es la causa de que generen miedo si el fin es que divierta.


A este tipo de trastorno psicológico se le conoce con el nombre de coulrofobia y es el “miedo o fobia irracional hacia los payasos”. Los estudios e investigaciones aún no arrojan datos contundentes de las causas, sin embargo, hay interpretaciones que tratan de explicarlo.



La más certera es la que se atribuye al maquillaje: la base blanca y los colores rojos y azules, así como a la peluca con un color diferente al cabello de las personas.


Las personas tendemos a desconfiar de lo que no podemos ver. El anonimato es la incertidumbre a flor de piel; no saber quién está detrás de esas capas de pintura produce recelo y miedo. La duda ante lo que ese ente puede hacer eriza la piel.


Al temor a los payasos podemos agregar el hecho del papel que juegan los medios de comunicación, así como el cine y la literatura.


Sin lugar a dudas la película de Eso, del escritor Stephen King, es la creación más maléfica y popular de la cultura pop. Este personaje asoló en su infancia a un grupo de niños, para más tarde, en su etapa adulta, volver a mortificarlos.



Los payasos y su asociación con la maldad datan de cientos años atrás. Se tienen registros de inicios del siglo XIX en Londres donde Joseph Grimaldi figuró como el antecedente del payaso moderno, sin embargo, su vida era infeliz y murió en la ruina a causa del alcohol. Sus memorias fueron escritas por Charles Dickens y sirvieron de inspiración para el libro Los Papeles Póstumos del Club Pickwick. En la misma línea de tiempo, pero en Francia, el payaso Jean-Gaspard Deburau asesinaba a un niño que lo había insultado. Es así como comenzaron a ganar fama por su perversidad y decadencia que por el arte de hacer reír.


Otros payasos famosos por su andar sangriento son el Capitán Spaulding de la película La Casa de los 100 Cadáveres de Rob Zombie; Violator/Clown del cómic Spawn; El Guasón de Batman, y; el más terrorífico por haber traspasado la ficción: John Wayne Gacy, asesino serial.


Y para contribuir a las pesadillas que incluyen globos y espantasuegras el fotógrafo Eolo Perfido crea la serie de imágenes escalofriantes Clownville donde reúne a un grupo de payasos sacados de la mente más escabrosa y oscura que busca sangre para divertirse.


Cada una de las fotografías representa a seres grotescos en poses estilizadas que necesita saciarse del miedo que inspiran; maquillajes que denotan la ansiedad y la locura de mentes enfermas.



Esperamos que nunca nos topemos con un payaso de este calibre, de ser así, entonces el culpable podría ser Eolo Perfido a quien pueden encontrar dando click en su nombre para que conozcan más de sus perversidades.

Comentarios

  1. Muchas veces no son agradables, tampoco hacen reír a los niños que por eso uno los contrata para alegrar la fiesta y sale contra producente. Felicitaciones a Indie Emergente

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