El día y la noche


Como bien sabemos, porque además así nos lo ha demostrado, la naturaleza es sorprendente. La tecnología, la lente de fotógrafos que están en el momento justo, investigadores que dan seguimiento puntual a los fenómenos naturales, han permitido tener un registro del paso del tiempo, de catástrofes naturales, de los cambios climatológicos, de un antes y un después de cómo está constituido nuestro planeta.




Un maravilloso espectáculo del que podemos ser testigos, sin necesidad de una cámara con un gran lente, sino sencillamente tener la fortuna de pasar en el preciso momento en el que ocurre el evento, es cuando vemos llover. En ocasiones, como si fuera una cortina, en una zona las nubes están cubriendo completamente el cielo, y la lluvia cae sin cesar, mientras que una calle después el día es más claro, con cielo despejado y sin una gota de agua.




Un fenómeno meteorológico que ha muchos atrae es cuando los rayos del sol atraviesan las gotas de agua contenidas en la atmósfera y produce un medio círculo multicolor: el arcoíris.




Cuando se viaja a otro país en el que el horario es distinto a tu lugar de origen, sobre todo en aquellos en los que las horas de diferencia son más de cinco, en los que el reloj biológico tiene que adaptarse porque el tiempo que se destinaba para dormir ahora tiene que ser para estar activo. El cambio de horario resulta increíble cuando sales de tu país por la mañana y llegas a tu destino a la misma hora o tiempo antes, como si viajaras al pasado o futuro. Viajaste mientras era de día y llegaste de día, jamás viste la noche.





El paso del tiempo ha sido capturado por la técnica fotográfica del time lapse, pero es algo que sí ocurrió en tiempo real sólo que con el efecto todo parece haber sucedido rápidamente.




El fotógrafo Stephen Wilkes quiso hacer más evidente el encuentro entre el día y la noche en la serie Day to Night. Juntó en una sola imagen estos dos sucesos en los que muestra el contraste de las horas del día.




La técnica consistió en tomar imágenes periódicas durante 15 horas desde una posición fija, posteriormente creó una composición digital en la que conviven tanto espacios como personas y estructuras iluminadas por la luz del día y la luz artificial de la noche.




Cada fotografía es una superposición de varias tomas de distintos momentos para crear escenarios surreales en los que el día se funde con la noche.




Para conocer más de la obra de Stephen Wilkes, ya saben, sólo necesitan dar click en el nombre. 





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