Mimetizando platos


Una de las labores domésticas que a la familia más le pesa es lavar los platos después de comer. Cuando son varios los integrantes, siempre está la disputa por quiénes se salvarán de pararse al frente del fregadero por un rato.



En la comida hay quienes, literalmente, limpian los platos porque la comida estuvo exquisita, pero también están los que dejan hecho un desastre su plato, restos de comida o loables pinceladas de grasa que hasta Pollock las envidiaría.



Los platos también sirven para aventarse, como sucede en la tradicional Noche de Rábanos que se celebra en Oaxaca, donde una vez que te comes el buñuelo, tienes que romperlo.



Otro uso un poco más violento es cuando se da una separación de pareja porque las cosas terminaron muy mal. Ahí los platos salen volando por reclamos, siendo la vajilla la que “paga los platos rotos”.



Aunque los platos no necesariamente tienen que romperse, también pueden tener usos alejados de ser una herramienta para comer… o agredir.



La artista Jacqueline Poirier tiene una gran sensibilidad en sus manos que le permite manejar con destreza el pincel para dar vida a obras de arte sobre platos. Combina su paleta de colores con los artículos de la cocina para resaltar pinturas encerradas dentro de un círculo.



Mejor conocida en el ambiente cultural como “The Crazy Plate Lady”, crea una colección de pinturas que son insertadas en contextos cotidianos, mimetizando los paisajes contenidos en los platos con la realidad que percibe.



Sus obras llegan a ser hiperrealistas, razón por la cual pueden engañar con facilidad al ojo del espectador.


Para ver más de la obra de Jacqueline Poirier, den click en su nombre y apellido.

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