Inducción psicodélica


El movimiento contracultural hippie nos remonta inevitablemente a la psicodelia, tanto en la música como en otras expresiones artísticas. Un submundo lleno de colores que fluctuaba en ondas que la sociedad criticaba por, según, el constante abuso de drogas como el LSD y el peyote.





La psicodelia estaba llena de colores vistosos, figuras con tendencias circulares, el símbolo de amor y paz y el rock psicodélico. También se le conoce como como "movimiento lisérgico" por su constante relación con los viajes ácidos y alucinógenos inducidos por drogas.





La vestimenta es otro rasgo característico. Un hippie se puede distinguir con el paso de los años y los cambios generacionales, por supuesto, evitando la critica social. Los pantalones de pata de elefante y las blusas y camisas holgadas y coloridas, quizá una cinta en la cabeza, son prendas de uso común.





La esencia psicodélica es la "manifestación del alma", ese es su objetivo, una meta orgánica que busca y se empareja con la naturaleza, con esas sensaciones terrenales que alejan de lo material y mundano.





Keiichi Tanaami es un artista japonés que en los años 60 y 70 lideró el movimiento psicodélico en su país. Sus obras son un reflejo, y herencia, de lo que percibió personalmente, pero también a través de su familia, durante la Segunda Guerra Mundial.





En su trabajo se constata un clara crítica a la cultura pop de Japón y a los cánones impuestos por el bloque triunfador y opresor encabezado por los Estados Unidos.





Su estilo se enmarca en el uso de colores fuertes y líneas derretidas basadas en collages que nos encaminan por sueños ácidos, engendros que se podrían entender con la temperatura del cuerpo por arriba de los 40 grados o por medio de sustancias alucinógenas.





Para conocer más de Keiichi Tanaami, den click en su nombre.

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